No dejes de seguir al conejo blanco

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martes, 8 de febrero de 2011

La actitud corrosiva del llanto

Es gracioso mirar cómo caen los goterones con desparpajo, dejando resbalar sustancia inocua y dañina, fruto de nuestro propio dolor, el agua salada que nos causa sed de manera comedida. Dejándose robar los momentos existenciales por características o coincidencias que no dependen de uno mismo, y eso le hace latir el corazón de una forma más podrida e intensa. De nada sirven las lamentaciones, todos nos acabamos consumiendo al ver nuestro rostro calcinado y en carne viva por haber perecido nuestro amor, y eso nos da más lástima, y acabamos siendo puro ácido que se va por el sumidero del baño, deseando no haber sentido nunca, nunca, nunca...

1 comentario:

  1. Me encanta. Me encanta lo que dices. Y es justo parte de lo que siento ahora. Te extraño.

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