No dejes de seguir al conejo blanco

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jueves, 10 de febrero de 2011

Los orgasmos y la muerte.

La idea de la muerte no está mucho más lejos que el suceso de un orgasmo. Es, en cierto modo, la culminación irreverente de un esfuerzo, está ahí para intentar acariciarlo. Para intentar acariciar su núcleo, ya sea con las yemas de la piel o con los apéndices del corazón. Pero ambos son ese estremecimiento bello, hacen derretirse las columnas vertebrales con un pálpito dorado. Ambos son conceptos o nombres creados por el hombre; ambos son necesarios y deliciosos. Ambos son en muchos casos, necesitados y necesitados, y en otros muchos, obviados. Atañe tanto a hombres como a mujeres, los hace buscar un medio de vida, los hace aprovechar la existencia.
Cuando alguien sale a divertirse lo hace por dos cosas : para buscar un buen orgasmo y para evitar una mala muerte. Es por eso que los franceses lo llaman " la petite mort", es un estado en el que se nos desprende el alma del cuerpo, sale volando para acariciar las nubes.
¿La diferencia? La muerte no te devuelve de ese estado ingrávido.
¿La función? Nuestra consciencia sobre lo necesario que es amar para vivir.

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