No dejes de seguir al conejo blanco

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sábado, 30 de octubre de 2010

Entrada nº 32 - "Nochenguecho"

"Según estudios del francés Acosième Perrant, hay determinados lugares donde la bruma no se filtra de la misma forma, sino que se queda como una capa espesa de metal azul, indeseable e intraspasable. Tras la publicación del artículo del reportero marsellés en la Revista Science, y más tarde en la reedición de un especial de National Geographic ( nº 48), millones de científicos salieron a cazar la bruma con todo tipo de artilugios, con cazamariposas, con cazos llenos de agua hirviendo, con ventiladores que habían trastocado para que hicieran el efecto contrario... Lo cierto es que no se había demostrado si realmente la bruma tenía alguna propiedad a parte de posarse sobre las aguas y entorpecer el paso de los enormes pesqueros de coraza perfilada, pero muchos pensaron que sería un avance para ellos tener un nombre entre la comunidad tras intentar poseer el que podría ser el quinto estado de la materia, si según fuentes bibliográficas, contamos el plasma entre ellos.
"La imposición de un metal- gas podría ser ese componente técnico que hemos estado esperando quince años en los departamentos de ingeniería, y quién sabe si en los hospitales con los nuevos componentes para curar el cancer" afirma Shaylor Ravenal , cuyo trabajo como jefe de departamento del Ala Aeronáutica del MIT le otorga cierto rango al hablar de este nuevo descubrimiento.
Incluso muchos historiadores hicieron un avance a la investigación, para no dar más nombres que probablemente usted olvidará al final de este artículo, diremos que uno de esos historiadores descubrió que ese proceso ( al parecer de condensación férrea) se debe a la acumulación de metales pesados, abundantes en las zonas pesadas donde, probablemente, se hayan filtrado de los altos hornos vapores plomizos. Pero llegó a corroborarlo más, llegó a especificar que sólo pasa en unas determinadas latitudes y longitudes de la zona, es decir es un fenómeno de tipo circunstancial. Este fenómeno, ocurrido sólo en periodos nocturnos, era bautizado por los habitantes como " Nochenguecho", aunque debido a la escasez de intérpretes y al mal oído de los integrantes de la expedición nunca se pudo esclarecer.
Al final se permutó con los habitantes una serie de concesiones fabriles con el derecho de explotación de ese compuesto químico que todavía ( estaban en ello) no había sido introducido en la tabla periódica, así que la vieja edición de Mendeleiev tuvo que ser reconstituída. Pese al paso de los años, no se ha podido averiguar a ciencia cierta el por qué de ese efecto brumoso, que hizo que las aguas turbias del norte de España nunca se pudieran ver con claridad. O por lo menos, eso pensamos hasta que James Davis sacó este libro."
Prologue of the book " A night in Getxo", by James Davis

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